domingo, 4 de agosto de 2013

Ucureña inmortaliza las luchas del campesino

Ucureña inmortaliza las luchas del campesino HISTORIA| Los pobladores del valle alto conservan en un museo los momentos que marcaron la reforma agraria: el primer sindicato agrario (1936) y la escuela campesina (1937) Han pasado 60 años de aquel 2 de agosto de 1953, cuando la población de Ucureña (Cliza) se convirtió en testigo y promotora de la promulgación de la Ley de Reforma Agraria, durante el gobierno de Víctor Paz Estenssoro, bajo el lema de “la tierra es para quien la trabaja” y que dio inicio a la distribución de la propiedad agraria a los campesinos que, hasta entonces, habían estado en condición de servidumbre. Hoy su museo y sus tierras luchan contra el olvido y rememoran el rol del campesino como promotor del hecho histórico. El “Museo Histórico de Ucureña”, ubicado en el valle alto, fue fundado en 2006 en la unidad educativa Nacional Ucureña. El profesor Grover Suyo contó que fueron los propios estudiantes quienes recopilaron los objetos de la exposición en su comunidad y realizan investigaciones para “reconstruir e inmortalizar” la historia de las haciendas entre 1936 y 1953: la reforma agraria en 1953 y la posterior “champa guerra”. El lugar conserva una diversidad de piezas que caracterizaban el trabajo del campo antes y después de la reforma agraria, tales como: abarcas, látigos, azadones, yugos, balanzas rústicas, utensilios de la vida cotidiana en las haciendas, fotografías de los líderes campesinos y la vestimenta de los pongos y colonos. En su interior, el museo rememora la historia de la formación del primer sindicato agrario campesino de Bolivia (1936) en la Hacienda Santa Clara y la primera escuela campesina (1937) con fotografías de antaño; ambos considerados hitos para la declaración de la reforma agraria en Ucureña. Añade que, producto de ambos acontecimientos, los entonces “campesinos letrados”, encabezados por José Rojas y Jorge Solís, “expulsan” a los patrones después de la revolución nacional (1952) cansados de su ultraje y explotación. El museo también narra, con instrumentos de antaño, las actividades extras que realizaban los campesinos para sobrevivir, como ser: la fabricación de sombreros, a base de la lana de oveja, y la elaboración de la chicha a base del munk’eo o masticado del maíz. La estudiante del colegio Nacional Ucureña y guía del museo, Lesly Villarroel, dijo que el 2 de agosto es un homenaje al campesino, que antes trabajaba esclavizado y hoy lo puede hacer por su comunidad. Otra estudiante, Daniela Lizarazu, considera que la fecha refleja un hecho importante y un reconocimiento a la comunidad. Además de contar con el museo, el hecho perdura en la memoria colectiva de la gente del valle alto y en particular de Ucureña.

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